- Adam Mosseri asegura que Instagram no activa el micrófono para anuncios y detalla motivos técnicos y legales.
- Indicadores de iOS/Android, consumo de batería y riesgos regulatorios hacen inviable la escucha encubierta.
- Estudios independientes no hallan pruebas de grabaciones secretas; la precisión publicitaria se debe a datos y algoritmos.
- Meta incorporará su IA en recomendaciones y anuncios fuera de la UE, aumentando la atención sobre la privacidad.

Hablas con alguien sobre unas botas o ese viaje pendiente y, al poco, aparece un anuncio en Instagram. Esa coincidencia alimenta la sospecha de que el móvil “nos oye”, aunque desde la compañía insisten en lo contrario: Instagram sostiene que no usa el micrófono para espiar ni personalizar publicidad.
El director de la plataforma, Adam Mosseri, ha abordado de nuevo el tema y ha sido tajante: no hay escucha secreta. Según su argumentario, activar el micrófono a espaldas del usuario sería una infracción grave de privacidad, se notaría por los avisos de iOS y Android y provocaría un consumo anómalo de batería y datos.
Qué defiende Instagram y por qué no tendría sentido operativo

Desde el punto de vista técnico, una escucha permanente sería fácilmente detectable: los sistemas muestran un indicador cuando el micro está activo, y procesar audio continuo drenaría la batería y dispararía el tráfico de datos. A ello se suma el coste de infraestructura para almacenar y analizar grabaciones de millones de usuarios.
En el plano legal y reputacional, el riesgo sería enorme. Una práctica así violaría normativas de privacidad y podría desencadenar sanciones multimillonarias, además de un daño de confianza difícil de revertir para cualquier servicio masivo.
La postura oficial no es nueva. Tanto Meta como sus directivos han repetido que no utilizan el micrófono con fines publicitarios, y trabajos académicos como el de Northeastern University en 2017 —que examinó miles de apps— no hallaron evidencias de escuchas clandestinas, aunque sí documentaron otras formas agresivas de recopilación de datos.
El reciente pronunciamiento coincide con otro anuncio corporativo: la incorporación del asistente de IA de Meta para afinar recomendaciones y anuncios. Esa función no llegará, de momento, a la Unión Europea, lo que ha alimentado suspicacias a pesar de que la compañía lo defiende como un ejercicio de transparencia.
Entonces, ¿por qué los anuncios parecen adivinar tus conversaciones?
Hay explicaciones mucho menos conspirativas. Los sistemas publicitarios combinan señales de comportamiento y contexto que, en conjunto, resultan sorprendentemente precisas para inferir intereses sin necesidad de audio.
- Búsquedas o interacciones previas que no recuerdas: tocaste un enlace, miraste un producto o consultaste un destino.
- Contexto compartido: si amigos o personas con gustos similares mostraron interés, el sistema lo usa como pista.
- Exposición anterior al mismo anuncio: lo viste de pasada y solo lo retienes cuando se repite tras la conversación.
- Azar: a veces la coincidencia ocurre y nuestro cerebro la magnifica.
Más allá de lo que haces dentro de Instagram, como cuando creas contenidos (por ejemplo, hacer videos para Instagram), Meta recoge señales en webs y apps de terceros mediante integraciones publicitarias y de analítica. A ello se suman datos comerciales adquiridos a intermediarios —por ejemplo, demografía o compras ligadas a programas de fidelización— para enriquecer perfiles.
El llamado “gráfico social” añade otra capa: lo que consumen tus contactos influye en lo que se te muestra. Con grandes volúmenes de información, los modelos predicen afinidades con notable acierto incluso cuando el usuario no ha buscado algo de forma explícita.
También juega la psicología. Fenómenos como el sesgo de confirmación nos llevan a recordar los aciertos y olvidar la multitud de anuncios irrelevantes. Incluso puede haber una “huella” de memoria: un impacto previo inadvertido que después inspira la charla con la que lo asociamos.
Aunque estas razones encajan con lo que sabemos de la publicidad digital, la desconfianza persiste por el historial de polémicas en privacidad y la opacidad percibida de los algoritmos. No son pocos los usuarios que, pese a las explicaciones, siguen convencidos de que el móvil escucha.
En este debate conviven la ausencia de pruebas de una escucha masiva con motivos técnicos, legales y económicos que la desaconsejan, y un ecosistema de datos capaz de afinar anuncios sin micrófono. La llegada de funciones de IA a la segmentación refuerza el foco en la privacidad, mientras que los indicadores del sistema y la gestión de permisos siguen siendo las mejores herramientas del usuario para vigilar qué accede a su micrófono.
Editor profesional de Tecnología y Software
