Instagram, de Burbn a fenómeno global

Última actualización: 7 de octubre de 2025
  • De una app llamada Burbn a una red visual masiva con fotos cuadradas y enfoque móvil.
  • Compra por Facebook en 2012 y evolución con Stories, Reels y comercio integrado.
  • Más de 3.000 millones de usuarios y auge del vídeo: los Reels concentran gran parte del consumo.
  • Retos de moderación y bienestar; horizonte marcado por IA generativa y wearables.

Aniversario de Instagram

Han pasado quince años desde que una sencilla app de fotos se coló en los móviles y transformó la manera en que compartimos nuestro día a día. De aquel arranque experimental a la comunidad actual, Instagram ha pasado de ser un proyecto con vocación fotográfica a un ecosistema global en el que conviven usuarios, creadores y marcas.

Con motivo del aniversario, repasamos su recorrido, los cambios que marcaron su identidad, las cifras más recientes y los desafíos que tiene por delante. De Burbn a los Reels, del iPhone a los wearables, y de la foto cuadrada a la IA, la plataforma ha ido ajustando su rumbo para no perder relevancia.

De Burbn al icono visual

A comienzos de 2010, cuando aún abundaban los móviles con teclado y las cámaras de los teléfonos empezaban a despegar, Kevin Systrom y Mike Krieger detectaron una oportunidad: la fotografía móvil. Su primer intento fue Burbn, una app centrada en geolocalización y check-in. La comunidad, sin embargo, se enganchó a las imágenes, y ese comportamiento llevó al equipo a recortar funciones y simplificar la experiencia.

El 6 de octubre de 2010 se lanzó Instagram, inicialmente solo para iPhone. El nombre combinaba “instantáneo” y “telegrama” y el diseño rendía tributo a las Polaroid: imágenes cuadradas, estética analógica y filtros que suavizaban las limitaciones técnicas de la época. En pocas semanas, las descargas se dispararon y la app empezó a viralizarse.

La compra por Facebook y la expansión

El 9 de abril de 2012, Facebook cerró la adquisición de Instagram por 1.000 millones de dólares. Fue un movimiento tan veloz como estratégico: reforzar el dominio móvil y apostar por lo visual cuando el giro al smartphone ya era imparable. Años después, su valor estimado se multiplicaría hasta cifras de dos dígitos en cientos de miles de millones.

Tras la compra, llegaron los grandes añadidos: filtros mejorados, mensajes directos, perfiles verificados y publicidad. Ese caldo de cultivo impulsó la economía de los creadores y el auge de los influencers en Instagram, con sus luces y sombras. El “postureo” y la presión estética ganaron presencia, mientras distintas generaciones adoptaban códigos propios: los millennials, más dados a la edición y los hashtags; la Generación Z, más directa y sin tanto contexto.

Funciones clave y hábitos de uso

En su evolución, Instagram se inspiró en tendencias del sector para no quedarse atrás: llegaron las Stories en 2016 y los Reels en 2020, con guías para hacer videos para Instagram. Hoy, según datos de la compañía, la mitad del consumo en la plataforma corresponde a Reels y el tiempo dedicado a vídeo creció más de un 20% interanual en el segundo trimestre de 2025.

En el plano de adopción, informes recientes sitúan a Instagram por encima de los más de 3.000 millones de usuarios activos mensuales, con un empuje notable del formato corto. En mercados locales como México, más de 36 millones de personas usaron la app en agosto según Comscore, señal de que su tracción se mantiene pese a la competencia.

Este presente convive con hábitos diferenciados: mientras algunos usuarios siguen cuidando el carrete con ediciones minuciosas, otros optan por la inmediatez y captions mínimos. La plataforma se mueve entre la estética cuidada y la espontaneidad, dos pulsos que definen su tono actual.

Cómo se diseña Instagram hoy

Detrás de cada cambio hay un trabajo de producto que, según el vicepresidente global de diseño, Brett Westervelt, se apoya en tres pilares: coherencia del conjunto, sencillez y foco en las personas. La idea es que cada función se sienta intencional y útil, sabiendo que millones de usuarios invierten su tiempo en la app.

El equipo prototipa, prueba en el propio teléfono y escucha el feedback para pulir detalles. Con cada lanzamiento llega el escrutinio público, y esa tensión se asume como parte del proceso. Tomar nota de las críticas y mejorar forma parte de la rutina cuando se itera a gran velocidad.

Retos: bienestar, seguridad y moderación

La trayectoria no ha estado exenta de polémicas. En 2021, informes internos revelados y el testimonio de Frances Haugen pusieron el foco en cómo se ponderaban los riesgos para usuarios jóvenes frente a los incentivos del negocio. Aquella sacudida reabrió el debate sobre el impacto de las redes en la salud mental y la experiencia de menores.

Desde entonces, la plataforma ha reforzado controles, desplegado inteligencia artificial para moderación y lanzado opciones específicas para adolescentes, aun así instituciones y expertos insisten en que debe avanzarse en supervisión y transparencia para equilibrar creatividad, conversación y seguridad, incluidas herramientas para borrar tu cuenta de Instagram cuando el usuario lo considere necesario.

Lo que viene: IA y wearables

Más allá del móvil, Meta explora cómo encajar Instagram en nuevas categorías de hardware. Los lentes Ray-Ban Meta y otros dispositivos apuntan a usos de captura y consumo distintos, y eso obliga a repensar la interfaz y la interacción. La IA generativa y los chatbots proactivos en Instagram, por su parte, abren vías para creación, edición y descubrimiento que el equipo está explorando con prototipos y pruebas continuas.

Quince años después de su debut, la plataforma mantiene una influencia difícil de discutir: nació del deseo de compartir fotos y acabó marcando el pulso de la cultura visual. Su reto ahora es seguir siendo relevante en un ecosistema fragmentado, sin perder de vista la calidad de la experiencia, el bienestar de la comunidad y la innovación que la trajo hasta aquí.

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