CapCut, la conocida aplicación de edición de vídeo propiedad de ByteDance, se ha visto envuelta en una oleada de críticas y desconfianza por parte de creadores de contenido y usuarios habituales en las últimas semanas, después de que salieran a la luz importantes cambios en sus términos y condiciones de servicio. Estos cambios afectan directamente a la privacidad y los derechos sobre los vídeos, imágenes y audios generados a través de la app, lo que ha generado un intenso debate en redes sociales y foros tecnológicos.
Aunque CapCut ha sido durante años la app de referencia para editar vídeos en móvil y escritorio, gracias a su combinación de herramientas potentes, facilidad de uso e integración con TikTok, la situación actual está provocando que muchos usuarios se replanteen su continuidad en la plataforma. El clima de inquietud se ha visto alimentado por las restricciones en funciones gratuitas y por el encarecimiento de la suscripción, pero sobre todo por el alcance de las nuevas cláusulas legales.
Permisos totales para usar tu contenido… y tu imagen
Uno de los puntos más problemáticos de la reciente actualización, vigente desde el 12 de junio de 2025, es que CapCut se reserva una licencia global, perpetua, transferible y sin pago de regalías para utilizar cualquier material subido por el usuario: vídeos, imágenes, voces e incluso borradores no publicados. Esto implica que, aceptando el uso de la app, los usuarios otorgan permiso a CapCut para reproducir, modificar, distribuir y emplear sus contenidos libremente, incluso con fines comerciales o publicitarios, sin consulta previa ni compensación económica.
Además, la plataforma deja claro que estos términos continúan vigentes aunque se elimine la cuenta, e incluso se extienden derechos sobre la imagen y la voz del usuario, lo que ha causado alarma entre profesionales, influencers y quienes trabajan con su imagen o colaboran con marcas. En términos legales, aunque el usuario siga siendo titular de los derechos de autor, la empresa puede explotar el contenido prácticamente sin limitaciones.
Las políticas recientes de CapCut también indican que no es posible “optar por no participar”: cualquiera que utilice la aplicación acepta automáticamente estos términos, lo que limita la capacidad de decidir sobre el destino de sus creaciones.
Preocupaciones por privacidad y uso de datos personales
Estas condiciones no se limitan únicamente a los contenidos creativos. La app también recopila una amplia gama de datos personales y técnicos: ubicación, dirección IP, tipo de dispositivo, información de uso y patrones de edición. Esos datos pueden ser empleados para personalizar servicios, análisis internos e incluso para el entrenamiento de algoritmos de inteligencia artificial, como el reconocimiento facial o la generación automática de subtítulos.
En el contexto europeo, CapCut debe cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), lo que otorga al usuario derecho a acceder, rectificar o borrar sus datos personales, aunque esto no implica necesariamente el borrado ni el control sobre los vídeos subidos.
El carácter no confidencial de cualquier contenido subido también preocupa a los expertos. La propia plataforma recuerda que no debe compartirse ningún material que se considere privado o exclusivo de otra persona, ya que todo lo subido se entenderá como abierto a la explotación comercial y tecnológica.
Cambios en precios y pérdida de funciones gratuitas
CapCut no solo ha modificado sus políticas de uso: también ha endurecido su estructura de precios. La suscripción Pro duplicó su coste mensual en España, pasando de 11,99 € a 23,99 €, y el plan anual alcanzó casi los 200 €. Muchas funciones que antes eran accesibles gratis como los subtítulos automáticos, exportación sin marca de agua o ciertos efectos han quedado restringidas para suscriptores de pago.
Esta estrategia ha hecho que numerosos creadores, tanto aficionados como profesionales, busquen alternativas como Adobe Premiere, DaVinci Resolve, InShot o la nueva app Edits de Instagram, ante la pérdida de ventajas competitivas y la percepción de que la plataforma penaliza incluso a quienes la usaban de forma ocasional.
La respuesta de la comunidad y el debate sobre los derechos digitales
La reacción no se ha hecho esperar. Foros, redes sociales y comunidades de edición de vídeo se han llenado de críticas, análisis legales y tutoriales para eliminar la cuenta o migrar a otras aplicaciones. El malestar es especialmente intenso entre quienes monetizan su contenido, temiendo que CapCut pueda usar su imagen, voz o creaciones para fines publicitarios sin su consentimiento ni atribución suficiente.
Algunos expertos subrayan la importancia de leer con atención los términos y condiciones antes de aceptar cualquier servicio digital. Además, recomiendan a los usuarios valorar plataformas más transparentes o que permitan conservar un mayor control sobre su material, especialmente si el contenido tiene valor comercial o incluye datos personales sensibles.
El debate sobre CapCut está sirviendo de ejemplo para toda la industria tecnológica y ha impulsado una mayor conciencia respecto a los límites del modelo freemium, la protección de la privacidad y los derechos en la era digital. Para muchos creadores, se presenta una etapa de mayor exigencia y reflexión en la elección de servicios que respeten su control sobre las creaciones.
Este caso evidencia hasta qué punto las condiciones legales de las plataformas pueden afectar a millones de usuarios, tanto en su privacidad como en la capacidad de controlar y monetizar su trabajo digital. La migración hacia alternativas más éticas o transparentes se presenta como una de las opciones preferidas entre quienes desean mantener el dominio sobre sus propias creaciones.
[relacionado url=»https://www.appguias.com/como-crear-salas-en-teams/»]
Editor profesional de Tecnología y Software